Y después de la reivindicación de ayer, reclamando mi espacio para ser yo mismo, con mis aciertos y errores, hoy quiero compartir una de las rutas que hice por mi viaje al País Vasco: la costa francesa.
La primera parada fue en el pueblo de Hondarribia, donde está ubicado el aeropuerto de San Sebastián, pues allí estaba esperándonos nuestro coche de alquiler. El casco histórico del pueblo resultó sencillamente precioso.
A continuación fuimos a Biarritz, pasando por San Juan de Luz, aunque en esta ocasión no nos paramos porque ya lo habíamos hecho el día anterior, visitando el mercado del pueblo y comprando lo que a la postre se convertiría en un delicioso confit de pato con mermelada...
Era lunes y la temida borrasca amenazaba toda la costa; en Biarritz fuimos testigos de la fuerza del viento...
A continuación paramos en Baiona (Bayonne), otra ciudad francesa, y si ciudad va acompañada de francesa, la belleza está garantizada...
Resulta curioso como, al cruzar la frontera, a tan sólo 20 km. de San Sebastián, al pasar de un país a otro, todo cambia, aunque aparentemente sigamos en la misma carretera y nos acompañe el mismo paisaje, pero hay una energía diferente que te envuelve y que sientes que has llegado a otro país; hay un cambio, a veces sutil, que te indica que ya has llegado a Francia, aunque durante los primeros kilómetros las señales sigan apareciendo en euskera...